Quizás porque la cosa versa sobre sombreros y la forma de pensar que tenemos, nuestro acompañante de hoy pueda resultar cuanto menos extraño. Además, no se trata de un sólo invitado, sino de dos. Sin más dilación aquí están: unos pies.
Veamos a ver si somos capaces de no tropezar en este tema y los pies nos son de ayuda, pese a lo mal que les quedan los sombreros.
A la hora de utilizar este método de pensamiento debemos tener claras dos cosas: 1) en general no somos conscientes de cómo pensamos y es por ello que acudimos a los sombreros; y 2) el ponerse uno u otro sombrero ha de ser algo totalmente consciente y deliberado.
Teniendo claros estos dos conceptos, vamos a ver cómo funciona cada uno de los sombreros:
- Sombrero Blanco: se centra en cifras y datos, en hechos objetivos.
- Sombrero Rojo: legitima la emoción, los sentimientos y las intuiciones sin necesidad de justificarse.
- Sombrero Negro: debe ser siempre lógico pues se relaciona con la cautela y el juicio. Es el sombrero resopnsable de hacer notar que algo no encaja en los hechos.
- Sombrero Amarillo: otorga una visión optimista con vistas al futuro y los beneficios.
- Sombrero Verde: es el sombrero del dinamismo y el cambio. Aporta una visión creativa, alternativas y propuestas.
- Sombrero Azul: ofrece una visión global tomando control sobre el proceso del pensamiento y ordenándolo.
Por ejemplo:
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"Nuestro par de pies va caminando por una pradera (tampoco les vamos a hacer pisar en duro) cuando de repente es atacado por un monstruo devorapiés gigante de tres cabezas. Rápidamente y buscando una solución, comienzan a usar los sombreros:
El sombrero azul entra en escena y dice "¡Oh, Dios mío, ¿habéis visto eso? Tiene 3 cabezas, 3. Eso son 3 bocas para comernos.". El blanco apoya la primera impresión del azul: "Es cierto: según datos estadísticos, el 100% de los pies atacados por monstruos devorapies gigantes de tres cabezas no salen vivos.". Es entonces cuando el rojo comienza a intuir que tal vez deberían largarse de allí. El verde propone hacerse amigo del monstruo y el amarillo ni siquiera se digna a asomarse. Por suerte, al final llega el sombrero negro y exclama "¡Eh, tíos! ¿Pero de qué váis? Los monstruos devorapiés gigantes de tres cabezas no existen."
Entonces el monstruo desaparece con un *pof* y los pies pueden seguir su camino."
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