jueves, 6 de mayo de 2010

Hal 9000

En esta entrada se supone que debería establecer las similitudes y diferencias entre un cerebro humano y un ordenador, principalmente en base a su funcionalidad. Me parece horrendo.

A ver, a la carrera. Cosas que son similares entre ambos: almacenan información; pueden realizar varias tareas a la vez, de las que unas serán primarias y otras secundarias; tienen una base binaria; dormir equivaldría al estado de suspensión; necesitan alimentación (oxigeno/electricidad)... Qué sé yo.

Personalmente quisiera no tener que comparar un cerebro con un ordenador porque no son lo mismo para nada. Que sí, vale: no sé ni cómo funciona un ordenador ni cómo funciona un cerebro, pero es que no quiero compararlos.

Un cerebro es una cosa orgánica con fluidos, que palpita. Un ordenador es algo artificial, hecho de metal y plástico y con fondos de pantalla intercambiables (salvo en Windows 7 Starter). Un ordenador pueda procesar mucha más información y mucho más rápido que nuestro cerebro (o la parte del mismo que usamos). Por otro lado, un cerebro nos da, como es obvio, una experiencia sensorial inigualable y básica. Esto me lleva a que es imposible la comparación entre cerebro y ordenador más allá del almacenamiento y tratamiento de la información, las materias de que se componen y que nuestro cerebro no tiene un ventilador en el sentido estricto de la palabra; porque cualquier otra referencia que vayamos a tener del ordenador va a depender del cerebro ¿cómo comparamos objetivamente dos cosas si una de ellas la estamos observando bajo la condición de la otra? ¿Perdón? No sé ni lo que he dicho.

En cualquier caso, puedo decir que el funcionamiento del ordenador trata de imitar aquello que sabemos del funcionamiento del cerebro (por ejemplo cosas como tener una memoria a corto plazo -Temp- y otra a largo plazo). No obstante, para mí el cerebro es algo demasiado recóndito como para plantearme compararlo con nada. Y preferiría que así siguiera siendo.

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