miércoles, 17 de marzo de 2010

Objeto creativo imposible

Se nos ha mandado pensar en un objeto creativo imposible. Algo que por su misma concepción ya se convierta en algo infuncional. Me habría gustado ofrecer más de un objeto, pero la verdad es que esta semana mi fluidez y flexibilidad han sido mínimas. No obstante, sí que tengo un objeto que ofrecer (en realidad dos, pero el segundo os lo tendréis que imaginar en su totalidad):


Objeto imposible nº1:
 
Por como avanzan las tecnologías, se diría que a día de hoy todo es posible. Cosas como tener una videoconsola en el coche son "normales" a día de hoy. Seguramente pronto podremos manejar cosas como el ordenador de Minority Report o la cristalera con televisión de Desafío Total.

Que la tecnología nos lleve a la estupidez es un miedo que tengo muy presente, porque me parece que es lo que en general se está consiguiendo cuando las nuevas tecnologías responden más a la idea de abstraernos que de ayudarnos. Así, llegamos a la idea del coche con una pantalla en la luna delantera.



¿Por qué no ver una película en los largos viajes por carretera?¿O quizás informarnos con las últimas noticias de actualidad o de tráfico? ¡Pues porque puedes matarte si no estás atento la carretera, pedazo de mastruerzo! Con esto no puedo más que dedicar la canción Last Kiss de Pearl Jam, porque atropello y accidente son los conceptos que sin duda me evoca este objeto imposible.

Objeto imposible nº2:

El otro objeto es un objeto bastante poco útil, salvo a la hora de hacer daño. Lo relaciono directamente con el estereotipo de la Femme Fatale y la razón es más que evidente. Se trata de unos zapatos de tacón con mechero.

Supongo que no acaba de sonar mal, pero eso es porque el concepto de mechero aún no lo he definido. El mechero iría en el interior del zapato y sería un mechero eléctrico. Así, la llama saldría por la punta del zapato al presionar el tacón, que cedería para producir la chispa por descarga que daría lugar a la susodicha llama.

Quien calzara esos zapatos debería entonces o bien andar permanentemente de puntillas, o ir soltando llamas por la punta de los zapatos y desplazarte dando traspiés. Además, tampoco es que sea extremadamente útil: casi todo el mundo tendría que quitarse el zapato para poder usar el mechero para, digamos, encender un cigarrillo y, una vez quitado,  no tiene ninguna ventaja respecto a un mechero ya que la única ventaja existente es la de poder un mechero sólo apoyando el pie -cosa que normalmente ocurre constantemente-. Si quien los portara tuviera dotes de controsionista, todavía podría usarlos, pero seguiría exitiendo el problema de no poder andar de forma normal. Al final, el único posible uso que se me ocurre resulta cuanto menos macabro: a la hora de hacer daño a alguien, podrías pegarle un pisotón y prenderle fuego a sus pantalones en un único movimiento. Definitivamente no quiero que esos zapatos existan. Tendré que probar una versión en la que el zapato izquierdo lleve un mechero y el derecho una pistola de agua.

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